“ Desilusionado por los placeres de los sentidos insatisfactorios, el hombre está obsesionado por el recuerdo de la paz de su alma perdida. Dañado por la miel envenenada de los placeres, finalmente busca el néctar divino puro. ”
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Las palabras con las que se envenena el corazón de un niño, ya sea por malicia o por ignorancia, quedan marcadas en su memoria y, tarde o temprano, le queman el alma.
Mucha gente piensa que la emoción es felicidad ... Pero cuando estás emocionado, no estás en paz. La verdadera felicidad se basa en la paz.
Lamentar las propias experiencias es detener el propio desarrollo. Negar las propias experiencias es poner una mentira en los labios de la propia vida. Es nada menos que una negación del alma.
Cuando haces lo correcto, obtienes la sensación de paz y serenidad asociada a ello. Hágalo una y otra vez.