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Maneja un libro como una abeja a una flor, extrae su dulzura pero no lo estropees. 
Lea los mejores libros primero, o es posible que no tenga la oportunidad de leerlos en absoluto. 
Si uno no puede disfrutar leyendo un libro una y otra vez, no sirve de nada leerlo. 
Aprender a leer es encender un fuego; cada sílaba que se deletrea es una chispa. 
La persona que merece más lástima es la que se siente sola en un día lluvioso y no sabe leer. 
Lee lo que te gusta hasta que te encante leer.