“ Pero veo a mis hermanos regalar sus corazones y pienso: ¿No lo sabes mejor? Los corazones son frágiles. Y creo que incluso cuando te recuperas, nunca eres lo que eras antes. ”
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La felicidad del propio corazón por sí sola no puede satisfacer al alma; hay que intentar incluir, según sea necesario para la propia felicidad, la felicidad de los demás.
Las palabras son un pretexto. Es el vínculo interno lo que atrae a una persona a otra, no las palabras.
Hoy perdono a todos los que alguna vez me han ofendido. Doy mi amor a todos los corazones sedientos, tanto a los que me aman como a los que no me aman.
Ten un corazón que nunca se endurezca, un temperamento que nunca se cansa y un toque que nunca duele.
Las despedidas son solo para los que aman con los ojos. Porque para los que aman con el corazón y el alma no existe la separación.