“ Dios no necesita castigarnos. Simplemente nos concede una vida lo suficientemente larga para castigarnos a nosotros mismos. ”
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Dios no necesita castigarnos. Simplemente nos concede una vida lo suficientemente larga para castigarnos a nosotros mismos.
Esta es mi religión sencilla. No hay necesidad de templos; no hay necesidad de una filosofía complicada. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón es nuestro templo; la filosofía es la bondad.
El propósito de la vida es liberarse del sufrimiento y alcanzar la conciencia de la bienaventuranza infinita, y eso es Dios.