“ A veces, la escritura va cuesta abajo, tus dedos se mueven detrás de ti en el teclado como lo hacen tus piernas cuando no pueden seguir el ritmo de la gravedad. ”
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Las ideas son como conejos. Obtienes un par y aprendes a manejarlos, y muy pronto tienes una docena.
Quizás no escribo para nadie. Quizás para la misma persona para la que escriben los niños cuando garabatean sus nombres en la nieve.
En los viejos tiempos, los libros fueron escritos por hombres de letras y leídos por el público. Hoy en día los libros los escribe el público y nadie los lee.