“ En la vida espiritual, uno se vuelve como un niño pequeño, sin resentimiento, sin apego, lleno de vida y alegría. ”
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En la vida espiritual, uno se vuelve como un niño pequeño, sin resentimiento, sin apego, lleno de vida y alegría.
La alegría no es una meta en sí misma. La alegría es una condición que te abre para la vida. Te abre a percibir y conocer la vida.
En la mediocridad hay consuelo, pero no alegría. Al ir más allá de sus límites, hay alegría, pero puede que no haya consuelo. Tienes que elegir.