Los muros de protección que construimos a nuestro alrededor para protegernos de las amenazas externas se convierten en los muros mismos del autoencarcelamiento.
Mientras salía por la puerta hacia la puerta que me llevaría a la libertad, supe que si no dejaba atrás mi amargura y odio, todavía estaría en prisión.
Se dice que nadie conoce verdaderamente una nación hasta que uno no ha estado dentro de sus cárceles. Una nación no debe ser juzgada por la forma en que trata a sus ciudadanos más importantes, sino a los más bajos.