Ningún hombre, durante un período considerable, puede llevar un rostro para sí mismo y otro para la multitud, sin finalmente desconcertarse sobre cuál puede ser la verdadera.
Nunca intente ganar por la fuerza lo que se puede ganar con el engaño.
El hecho de que algo no sea una mentira no significa que no sea engañoso. Un mentiroso sabe que es un mentiroso, pero el que dice meras porciones de verdad para engañar es un artífice de destrucción.