Me estremezco al pensar en lo fácil que es estar totalmente equivocado con las personas: ver una pequeña parte de ellas y confundirlas con el todo, ver la causa y pensar que es el efecto o viceversa.
Pero tal vez la felicidad no esté en la elección. Tal vez sea en la ficción, en la simulación: que dondequiera que terminamos es donde pretendíamos estar todo el tiempo.
Supongo que eso es lo que siempre es decir adiós, como saltar de un borde. La peor parte es tomar la decisión de hacerlo. Una vez que estás en el aire, no puedes hacer nada más que soltarte.
No es mi culpa que no pueda ser como tú, ¿de acuerdo? No me levanto por la mañana pensando que el mundo es un lugar grande, brillante y feliz, ¿de acuerdo? No es así como trabajo. No creo que me puedan arreglar.
Créame: si oye que el pasado le habla, sienta que le tira de la espalda y le pasa los dedos por la columna, lo mejor que puede hacer, lo único que puede hacer, es correr.